miércoles, 8 de mayo de 2013

LINCHAMIENTOS EN GUATEMALA


Por Ricardo Guzmán

Guatemala, un país multiétnico y pluricultural, además de la creciente inseguridad, violencia en todas sus manifestaciones y delincuencia organizada, tiene un problema mayúsculo que se conoce como linchamientos, los cuales son consecuencia de la debilidad e ineficacia de las instituciones del  Estado, encargadas de velar por la seguridad de todos los guatemaltecos.  Los linchamientos son crímenes que deben ser analizados un poco más allá del simple asesinato en masa.  Ocurren en zonas lejanas, de difícil comunicación, donde reinan la pobreza y el analfabetismo, y donde la población está cansada de las acciones delincuenciales de todo tipo, incluyendo robos, asaltos y violaciones a mujeres indefensas.

Para el Estado de Guatemala es imprescindible incorporar a sus tareas la elaboración sistemática de técnicas, categorías y conceptos que sepan captar y definir lo nuevo de este conflicto, debe otorgar cada vez más importancia a los aspectos sociológicos, económicos, culturales y religiosos en todo el país porque los linchamientos se suceden y se van acrecentando en la debilidad de los sistemas políticos de los gobiernos de turno.

QUE SON LOS LINCHAMIENTOS?

Etimológicamente se conoce como linchamiento a la ejecución de una persona sin proceso legal por parte de una multitud, generalmente a un sospechoso de algún acto reñido con la Ley o a un reo.  Es un acto ilegal y penado para proteger el orden público, pues el Estado debe hacer valer el imperio de la Ley para defender su monopolio de la fuerza.

El linchamiento se produce de forma espontánea por motivos sociológicos concretos, normalmente por la conmoción social de un delito concreto.  Sin embargo, también puede producirse por motivos racistas, religiosos, políticos, etc., inclusive puede estar planificado con antelación.

La palabra linchamiento tiene su origen en el vocablo inglés lynching, originado a partir del apellido irlandés Lynch; una de las teorías refiere que el primer linchamiento tuvo lugar en el siglo XV cuando James Lynch Fitzstephen, alcalde de Galway, Irlanda, en 1493 hizo ahorcar a su propio hijo tras acusarlo del asesinato de un visitante español, sin un proceso legal que respaldara tal acción.


Los linchamientos no son exclusivos de Guatemala, en Estados Unidos de Norteamérica las cusas principales de estos actos delictivos han sido la odiosidad contra los negros, y la soledad de las colonias que iban estableciéndose conforme el hombre blanco extendía su influjo hacia el Lejano Oeste.

La legislación de Guatemala, en el código penal castiga los linchamientos bajo la denominación de “Delito de Muchedumbre”,  el que tiene las siguientes connotaciones que lo tipifican: Si la reunión tuvo por objetivo cometer determinados delitos, responderán como autores todos los que hubieren participado materialmente en su ejecución, así como los que sin haber tenido participación material asumieron el carácter de directores.

En el mismo código penal se dispone que comete el delito de asesinato quien matare a una persona con alevosía, premeditación o perversidad brutal, y que el responsable será sancionado con prisión de 25 a 50 años o con pena de muerte cuando el imputado acusare peligrosidad social.

Sin embargo y eso hay que recalcarlo, la gran mayoría de linchamientos en Guatemala permanecen impunes, lo cual ha provocado que los mismos se sucedan uno tras otro con toda su cauda de violencia, terror y psicosis.  Ello impacta no solo no solo en la población local, sino también a turistas e inversionistas extranjeros en el país.

También hay que señalar que los linchamientos, según informes sobre el tema, no necesariamente son consecuencia de la falta de acceso a la justicia o de que la justicia no haya sido pronta y cumplida, sino que algunos obedecen a otras causas: Instigación, hostigamiento religioso, impulsos sadomasoquistas a nivel de poblaciones desgarradas por la opresión y la violencia, bajos niveles de desarrollo humano, etcétera.

Se ha generalizado la frase de que el linchamiento es otra manifestación de la barbarie que vivimos en Guatemala, en algunos casos hasta autoridades se ven involucradas, tal el caso del cantón Malpaís, aldea San Ramón, Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, donde alcaldes auxiliares interceptaron y acusaron de estafadores a tres individuos, entre ellos un menor de edad.  La turba los golpeó, los llevó a una escuela local y los sometió a un enjuiciamiento popular sumarísimo del que resultaron condenados a morir ahorcados. (Prensa Libre, 25/julio/2,012).

Otro hecho negativo en el sistema legal de Guatemala y que fomenta el delito es el abuso de los abogados defensores, quienes utilizando los “recursos legales” en beneficio de los acusados postergan y debilitan el accionar de los operadores de justicia, inclusive ocasionan mayores gastos al Estado en la ventilación de los hechos criminales.

La Ley está en lo correcto al darles oportunidad de defensa a los infractores, pero la población percibe que esas acciones son formas legales de atrasar la justicia y que los hechores se salgan con la suya, ello les provoca desesperación, desconfianza y por consiguiente el deseo de venganza, de tomar la justicia por propia mano como única forma de evitar así más víctimas en manos de los delincuentes.

Los medios de comunicación también influyen negativamente, pues ni el mejor de los programas promocionales logra los impactos masivos que tienen éstos.  Algunos estudios conocidos coinciden en señalar que los medios de comunicación perjudican en gran medida los esfuerzos promocionales de las Autoridades, destacan sistemáticamente las “malas noticias”, al parecer las buenas noticias no son noticia.
El problema de los linchamientos en América Latina se generaliza, pues algunas encuestas de opinión indican que hay un gran nivel de insatisfacción con el rendimiento de las instituciones y sistemas de justicia en los países en vías de desarrollo.
Las poblaciones deciden vengarse, con todo sadismo, de los presuntos delincuentes, a quienes identifican muchas veces por puros rumores que se trasladan de boca en boca.  La muchedumbre no repara en si el acusado es o no culpable; simplemente vuelca sobre él toda la ira acumulada, convirtiéndolo en una clásica víctima propiciatoria, propia de las épocas de los sacrificios humanos.

Esos delitos estigmatizan a nuestro país como uno de los más salvajes e incivilizados del mundo, en el extranjero sitúan a Guatemala entre los países más peligrosos y con un altísimo riesgo personal.

La víctima, sea culpable o inocente, muere en medio de un sufrimiento lento y terrible.  La turba desenfrenada atropella, destruye y liquida al que se le pone enfrente, en función de lograr su cometido de torturar y asesinar.

El linchamiento no sólo hace temer a los delincuentes, sino a cualquier persona, ya sea paisano, turista o transeúnte que en mala hora ande por el respectivo lugar donde puede ser acusado injustamente por un delito y linchado en el acto.

Las estadísticas de la Policía Nacional Civil reportaron que en el año 2012 hubo un total de trece (13) muertes por linchamiento, todas las víctimas fueron hombres.  En el 2011 se registraron cuarenta y cuatro (44) muertes, lo que demuestra un descenso del 70 por ciento.

Concluyendo puede afirmarse que el linchamiento es un delito grave que necesita atención, las instituciones encargadas de velar por su erradicación hoy día en Guatemala, deberán apoyarse con otras instituciones, especialmente las que tienen que ver con las Ciencias Sociales para que también exista investigación académica sobre el tema.

Si la población cuenta con respaldos para enfrentar sus problemas, se sentirá más segura y colaborará más activamente en el combate a la violencia colectiva.

Las calles bien iluminadas, servicios regulares de transporte, limpieza urbana y espacios abiertos adecuados son un sustento fundamental en el combate contra la violencia.








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